LA JOVEN DE TRACIA Y EL FILÓSOFO PROFESIONAL
En el «Teeteto», Platón cuenta la historia de una joven tracia con respecto al filósofo Tales de Mileto.
Una historia que, más de dos mil años después, nos puede servir para pensar desde qué lugar las
metáforas en femenino cuestionan —o subvierten— a la Filosofía como «episteme». Ilustración de
una silueta griega de ArtsyBee, de Pixabay (CC).
Jacques Taminiaux inicia un ensayo sobre Hannah Arendt y Martin Heidegger con
una cita del Teeteto de Platón. Esta cita no es original de Taminiaux: es una referencia
a La vie de l'esprit de Hannah Arendt. En esta referencia singular, Arendt nos recuerda la
absoluta seriedad con que Platón relata la historia de la joven campesina de Tracia. La
escena original del Teeteto sobre la joven de Tracia dice así:
«Es lo mismo que se cuenta de Tales, Teodoro. Este, cuando estudiaba los astros, se cayó
en un pozo, al mirar hacia arriba, y se dice que una sirvienta tracia, ingeniosa y simpática,
se burlaba de él, porque quería saber las cosas del cielo, pero se olvidaba de las que tenía
delante y a sus pies. La misma burla podría hacerse de todos los que dedican su vida a la
filosofía. En realidad, a una persona así le pasan desapercibidos sus próximos y vecinos, y
no solamente desconoce qué es lo que hacen, sino el hecho mismo de que sean hombres
o cualquier otra criatura. Sin embargo, cuando se trata de saber qué es en verdad el hombre
y qué le corresponde hacer o sufrir a una naturaleza como la suya, a diferencia de los demás
seres, pone todo su esfuerzo en investigarlo y examinarlo atentamente».
Después Platón repetirá: «En su avidez por conocer las cosas del cielo, perdió de vista lo
que se encontraba a sus pies» (174a y siguientes). Aristóteles evocó una vez más la figura
de la joven de Tracia en la Ética a Nicómaco cuando pone el énfasis, a propósito de Tales,
en la compatibilidad entre ser sophós (sabio) y no ser al mismo
tiempo, phrónimos (prudente). Taminiaux evocará a su vez a Heidegger en Die Frage nach
dem Ding dónde hay un pasaje sobre la joven de Tracia que dice lo siguiente:
«La pregunta ¿qué es una cosa? debemos, pues, caracterizarla como de las que hacen reír
a las criadas. ¿Y por qué razón no debería tener una criada la oportunidad de reír? (…) La
filosofía es este pensar por el cual no podemos iniciar nada y a propósito del cual las criadas
no pueden evitar reírse. Esta definición de la filosofía no es un simple chiste: debe de ser
meditada. Nos iría bien recordar de vez en cuando que podemos caer en un pozo sin poder
llegar al fondo durante un buen rato».
La joven de Tracia es —dice Platón— «ingeniosa y simpática»Se ríe alegremente y
en el resonar de su carcajada modifica la sombría concentración del filósofo. Tales de Mileto
es considerado como el padre de la Filosofía, pero también representa una metáfora: la del
filósofo distraído. Distracción y carcajada se contraponen en esta escena alusiva a las
dificultades del filósofo para vivir en el mundo y situarse en la vida cotidiana junto a los
otros. La joven de Tracia se sorprende y goza del desamparo de Tales: la contemplación
de los astros lo tiene fascinado y no se da cuenta de las otras cosas concretas que tiene
delante de las narices.
Platón dirá sobre Tales: «En su avidez por conocer las cosas del cielo, perdió de vista lo
que se encontraba a sus pies»
La metáfora de la joven de Tracia —una de las versiones más antiguas sobre la
posición femenina como modo peculiar de inserción en el mundo— es, claramente,
en la época de los posfeminismos, una fuente de inspiración. En los sistemas políticos
actuales, defensores de la «igualdad de género», el posfeminismo reivindica el género
como una especie de invención, como una fórmula más o menos arbitraria de construcción
—lo que
Judith Butler llamará perfomances—. Esto ha conducido a la batalla de los
feminismos en la segunda década del siglo veintiuno.
La joven de Tracia nos permite, en cambio y casi por contraposición, situar el asunto
del género en el discurso clásico,entendiendo por clásico el pasado más antiguo en el
presente más actual. Hablar de mujeres y filosofía hoy, o de la cuestión del lugar desde
donde las mujeres se acercan a la filosofía, es tanto una evidencia (hombres y mujeres en
igualdad) como un problema que se plantea desde el estatuto de interrogante a la Filosofía
misma, entendiendo la Filosofía como el resultado del conjunto de producciones históricas
en este campo, pero también como un lugar de enunciación, un punto de partida.
El principal motivo por el que la joven de Tracia contribuye a localizar este
interrogante es que no lo solemos encontrar en las orientaciones generales desde el
discurso de género actual.Trabajar este tema a partir de las metáforas femeninas puede
contribuir a desvelar algunos de los matices más delicados de la cuestión. No tanto saber
que las mujeres pueden filosofar (lo cual es evidente), sino desde qué lugar las metáforas
en femenino cuestionan —o subvierten— a la Filosofía como «episteme».
Nosotras no somos, en definitiva, profesionales de la Filosofía.Tal vez no lo seremos
nunca.
Fuente:
PFilosofía &co. - Anna Pagès – Enero 12 de 2022.
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